Mi amigo especial

Hace mucho me habías enseñado que nadie está obligado a quererme y ahora me estás enseñando que eso no es impedimento para coger. Este estilo de relación es más común de lo que parece, es lo de hoy. O eso me digo a mi misma para no pensarlo de más.

No lo quiero pensar mucho porque tienes unos mindgames muy malévolos cuando estamos en público y me hacen guardarte tantito rencor para desquitarme cuando estemos a solas. Te veo hablar con otras y hacer como que no me conoces, bien predecible. Yo respondo buscando alguien que me haga compañía, no con tantas ganas porque en la tarde nos vimos y qué hueva ligar nomás para tratar de probar algo. Además estoy satisfecha con el arreglo, no hay necesidad de probar nada. Soy transparente contigo, de verdad.

Cuando estás encima de mi y tu mirada coincide un momento con la mía para apartarse de inmediato me doy cuenta, y me pregunto en quién piensas. Cuando te doy la espalda y me tomas entre tus brazos me pregunto quién quieres que sea. Cuando cierras los ojos y hundes tu cara en mi cuello me pregunto si es porque no me quieres ver. Si me doy cuenta.  Y no me ofende, porque yo misma he buscado otros ojos en tus pupilas dilatadas. La verdad hasta he tenido el nombre de alguien más en la punta de mis labios en lugar del tuyo y cuando me doy cuenta del nombre que estuve a punto de decirte me odio un poco y cierro los ojos para no ver tu cara, no porque tu cara me estorbe para recordar, lo hago porque no quiero que te des cuenta... Pero sé que no importa, somos amigos ¿No?


Comentarios

Entradas populares de este blog

Cartas vol. 6

Chiquititito.